La ciencia ficción es la mitología de la era de la máquina y C. S. Lewis tuvo una extraña relación con la ciencia ficción. Mucha gente ha leído algo de C. S. Lewis o al menos ha oído hablar de él por sus libros más leídos y conocidos: Las crónicas de Narnia; pero desconocen el autoproclamado cuento de hadas moderno para adultos que es una maravillosa trilogía de libros de ciencia ficción titulados: Más allá del planeta silencioso, Perelandra, un viaje a Venus y Esa horrible fortaleza.
La trilogía cósmica son tres novelas en las que, utilizando el aparato de la ciencia ficción y sus brillantes dones imaginativos, Lewis presenta los problemas del bien y del mal. Sus lecciones no son de fácil digestión puesto que está dirigido a lectores adultos y no a niños. La elección de Lewis tiene motivos ocultos, una de las motivaciones del autor para escribir esta trilogía fue en respuesta a la falta de realismo cristiano y esperanza cristiana en la ciencia ficción y la fantasía contemporánea.
SINOPSIS
Esta obra nos presenta a Ransom, un profesor de universidad y que además es filólogo lingüista y miembro del Cambridge College. Ransom es secuestrado por un antiguo conocido: Devine, y un físico: Weston, es llevado a Marte supuestamente como un sacrificio humano. Una vez en Marte, Ransom se escapa se esconde en una aldea marciana y aprende a hablar el idioma local. Descubre que cada planeta tiene su propio espíritu tutelar esencialmente un ángel o un arcángel llamado Oyarsa que gobierna bajo la autoridad de Dios.
RESEÑA
El autor hace uso de todas sus capacidades descriptivas para ilustrar con sus palabras cosas totalmente inimaginables. Personalmente tuve que detenerme por unos minutos luego de leer la descripción de ciertos escenarios y personajes con formas impensables; esto enriqueció la experiencia de la lectura en niveles que no esperaba encontrar en estos libros.
Lewis narra que al sistema solar se le conoce como Árbol, y en el cual se hablaba un solo idioma: jressa-jlab (solar antiguo). En este idioma se llaman a los planetas con nombres distintos a los terrícolas: Marte es Malacandra, Venus es Perelandra, y la Tierra se llama Thulcandra.
Esta trilogía no pretende ser didáctica, directa y con toques de fabula —como en Las crónicas de Narnia—, hay mucho por analizar entre líneas. No solo cuenta una buena historia que mezcla ciencia ficción con fantasía, sino que tiene una buena dosis de filosofía cristiana, moral y teología dura, pesada y del más alto octanaje.
Lewis aprovecha este terreno creado por él mismo para especular y llenar algunos de los vacíos de la narración de la creación, el origen del diablo y principios espirituales, de los cuales Lewis ya había escrito en Cartas del diablo a su sobrino.
Hasta hoy no logro entender por qué estos libros son poco conocidos, considero que son de lo mejor que escribió C. S. Lewis. Es el tipo de lectura que es difícil de describir sin hacer spoilers, ya que cada libro es mejor que el anterior. Leí estos libros por primera vez hace cuatro años, y desde entonces los he vuelto a leer dos veces. Tiene mucho material para analizar y podría ser materia prima para ser llevada al cine o la TV.